26 de abril de 2013

De entre las sombras (y III): relato de Mikel Unibaso


  Todo era oscuridad. Intentó moverse pero no pudo, su cuerpo no respondía. Empezó a pensar en lo sucedido, sus recuerdos eran confusos. Solo recordaba fragmentos oscuros y los gritos de su familia. Oyó susurros; pronto se dio cuenta que eran lamentos.

  Entonces, su cuerpo reaccionó y comenzó a moverse. Los susurros eran cada vez más fuertes, empezó a divisar una pequeña luz azul. Caminó durante lo que le parecieron horas. La luz se hacía más y más grande hasta que llegó.

  Eran almas. Almas de gente asesinada que lamentaba su cruel destino, resignándose a rondar en el vacío perpetuamente. En ese instante se dio cuenta de que él era un alma más, estaba muerto.

  Se acordó de su familia. Sus gritos sonaban cada vez más fuertes en su interior. Pensó en sus jefes, asesinos avarientos sin escrúpulos que habían destrozado todo lo que él amaba. Veía el rostro pálido de su mujer mientras le pedía ayuda. Se vio a sí mismo: sus ojos azules, que en otra época rebosaban alegría y cansancio, solo reflejaban  desesperación. Recordó  que siendo él niño, conoció a la que era su mujer, la mujer que tanto había amado y respetado. Ahora ya no estaba.

  Entonces, un deseo ardiente de venganza creció rápidamente en su interior. No pensaba quedarse allí lamentándose, juró que se vengaría.

 Abrió los ojos.
 Había nacido la bestia de piedra.


FIN


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